miércoles, 1 de abril de 2009

ELLA



Si, mamá, algo se me ha ido contigo a pesar de seguir fisicamente con nosotros. No te reconozco en esa pequeña figura, no reconozco tu olor, ese aroma que me hacía sentir que todo lo malo se iba esfumando a golpes de corazón. Recuerdo el tacto de tus manos cuando se enredaban en mi pelo, cuando viendo la televisión recostaba la cabeza en tus rodillas y no parabas de acariciarme la cara. Pero todo eso me lo diste cuando ya había cumplido los 11 años, antes no te tenía y ahora tampoco.

Se que tuve la gran suerte de tener el cariño de Pilar, esa mujer que suplió los cuidados que tu no podias darme, los mimos que tu no habías aprendido a dar y que tampoco tenias tiempo para darme. Yo en ese momento no lo entendía, mamá, yo en ese momento te sustituí, no eras imprescindible, eras lejana, eras esa señora que me compraba la ropa y me la dejaba en casa de Pilar, eras esa señora a la que veía llorar cuando iba a ese taller para ver a mi padre, esa señora que cuidaba de mis tres hermanos y que vivía a escasos 200 metros. Pero la que me arropaba por las noches era Pilar. La que me echaba colonia fresca en la almohada era Pilar. La que me contaba los cuentos de pastores era Pilar. La que me ponía diariamente un colacao con una fila de galletas con mantequilla, la que me lavaba la cara con agua caliente, la que me hacía las coletas con el Kiquiriquí y esos enorme lazos de colores, la que me abrazaba cuando hacía tormenta y me hacía rezar a Santa Bárbara, al niño Jesús. La que me enseñaba las canciones de hace mil años, esas canciones que saltaba a la comba durante horas....A un sevillano en Sevilla siete hijos le dio Dios, la mala suerte que tuvo que ninguno fue varón......mamá, esa persona era Pilar.
Con el tiempo, tu falta de atención, que no de cariño, puede entenderla, aprendí que tu me echaste de menos mucho más de lo que yo pude echarte a ti. Que tu vida no había sido facil, y ahora, esa vida te ha pasado una factura muy cruel.
El tiempo hizo que mi vida transcurriese muy pegada a ti, me lo debía y me dejo conocerte, valorarte, quererte. Conocí tus defectos, tus virtudes y sobre todo, y ante todo, tus ganas de vivir.
Hace unos años que te has empezado a ir, te has dejado ir sin resistencia, te has dejado vencer por la adversidad, por la enfermedad. Nos has dejado en un hueco de tu memoria de la que afloramos en esos toques de luz, en la apertura de la cordura, en tu mundo imaginario en el que sigues siendo la más hermosa, la más trabajadora, la más... Mamá, te extraño, se que cada vez te extraño menos, pero no dudes que te quiero, que tienes toda mi gratitud.

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